domingo, 20 de febrero de 2011

La cola

Alguna vez los que me conocen, me han oído decir que odio las colas, jamás he hecho -ni haré- una cola por ejemplo para entrar a una discoteca, a un bar o a un restaurante, menos, si esa cola es para esperar a que buenamente se desocupe un espacio y poder ingresar ... mucho menos si tan solo es por la exclusividad de decir que comí ahí o baile en tal lugar...

Las colas, a mi parecer;  son para los conciertos de grandes artistas, para que te atiendan en Essalud o ...para hacer trámites ...


Pues de esta última situación no me pude salvar, hace unos días tuve que sacar todas las constancias posibles para demostrar que soy una persona correcta, sin vicios, que no ha pisado cana, que no debo a nadie -ni al estado- que no he dejado de cumplir mis deberes cuidadanos - llámese votar- que tengo vivienda fija, que soy sana, que no mentí en mis estudios, que no me buscan en ningún país lejano, es decir, papeles confirmando que soy quien digo ser y que existo, ya que ultimamente la palabra de cada uno de nosotros esta bastante devaluada con respecto a decir quienes somos . Un par de sellos son más valiosos  y creíbles, que lo que cada uno de nosotros puede afirmar de sí

Así, que después de mucho, mucho tiempo, tuve que hacer cola, cola para el banco- ya que el banco del estado se sigue manejando a la antigua para el pago de los tributos por constancias- cola para la fotocopia, cola para entregar el papel, cola para la toma de datos... cola para ingresar a la cola de atención..

Felizmente se me ocurrió no ir al lugar más conocido por todos para los trámites, donde te sancochas bajo el sol mientras tratas de recuperar tus brazos de manos de los jaladores que te ofrecen los "mejores precios " para las fotos, que te "agilizan " los trámites  - ¿Han pasado por el poder judicial en Abancay ?- encima; después de ganar un bronceado gratuito que le lindo no tiene nada, pues casi es una quemadura de primer grado, estás a un metro de llegar a la puerta...Oh !... es hora de almuerzo, se acabó la atención o -peor que eso- "se fue el sistema , vuelva mañana".

A pesar de no ser un lugar muy conocido, igual había cola, para todo, pero tenia que llegar la que más odio: La cola de "la foto " , odiada doblemente por quien escribe , debido a que jamás salgo bien en las fotos para los documentos.

Y esta vez, no fue la excepción, cara de asustada, despeinada y con el  rostro brillante, gracias a la dichosa cola , he recibido varios comentarios, sobre esa fotografía, que no quiero recordar .

En resumen, dos horas de cola a cola, al fin logre lo que necesitaba, tanto dinero y tiempo convertido en papeles que no volveré a ver ...




Querida cola, espero no volverte a ver en muchos, muchos años .

2 comentarios:

  1. creo que a nadie en el mundo le gusta hacer cola, pero es invitable, en fin. saludos

    ResponderEliminar
  2. Te cuento que mi viejo siempre hace nuevas amistades en las colas, le encanta conocer gente... pero obviamente, para eso hay que tener algo de aplomo y falta de timidez...

    ResponderEliminar