Lo primero que te enseñan desde pequeño es a cuidarte de las personas malas.
Que no es más que gente aprovechada, desinteresada de los demás, sin conciencia y sin escrúpulos, abunda por ahí, desde el piraña de la esquina, hasta el compañero cuchillero de la universidad, del chismoso del trabajo o de la maletera del barrio...el cobrador que no te da tu vuelto si no se lo pides, el que te da un billete falso en las noches, el que te pide prestado a sabiendas de que no te pagará, la que te pela los dientes solo por que le conviene, el que te empuja y pisa en el micro, pero se siente demasiado importante para pedir disculpas... con el tiempo uno se hace la idea de que el mundo esta lleno de gente como esa, tanto así que poco a poco le devuelves a los demás lo que te hicieron, dejas de agradecer, de permitir un asiento, de fijarte en los demás para no empujarlos, por que si no eres vivo, otro vivo vendrá primero que tu...
Pero...todo eso no es verdad, uno suele recordar más las malas acciones, los malos ratos, las malas caras,los insultos, los empujones y muchas veces olvidamos lo bueno que mucha gente hace a nuestro alrededor..
El primer recuerdo de generosidad que tengo fue el de un heladero que se paraba afuera de mi colegio en la primaria a la hora de recreo - al cual técnicamente no tendría que recordar por que no debía salir a esa hora del cole jaja - bueno, una vez me regalo un helado...sin que yo le haya comprado nada antes y sin esperar que le diera las gracias, solo me lo dio y se fue...
Claro que es extraño, nadie da nada por nada dicen... pero no es cierto, estamos tan acostumbrados a no recibir nada desinteresadamente...mejor dicho: Estamos acostumbrados a no dar nada desinteresadamente y no creemos que alguien más lo puede hacer...Durante muchas etapas en mi vida, me encontré gente así, que sin necesidad de exigir algo, siquiera preguntarme nada, me ayudo...Me oriento... hizo algo por mi cuando lo necesite, sin obligación, solo por que lo desea hacer, desde abrirme una puerta, darme un sol para mi pasaje aquel día que no tenia, abogar por mi sin conocerme frente a desconocidos, animarme a seguir lo que estaba haciendo...Quitarme gente mala del camino, darme empleo, regalarme zapatos, confiar en mi, defenderme de situaciones adversas, decirme cual es el camino, llevarme a un lugar más tranquilo y cosas que mi ingratitud me hace olvidar.
Siempre desconfió de casi todo, pero no por ello dejo de agradecer a toda esa gente, que tal vez ni se acuerde de lo positivo que fue que se cruce en mi camino...Que ni sé si leerán esto, pero a los cuales igualmente doy gracias....por darme esa muestra constante de que hay muchas cosas que valen la pena.
Nos vemos
Pd: Si, se que no estoy actualizando mucho, es que andaba bastante ocupada...
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